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jueves, 25 de diciembre de 2014

Encuentro en un templo tailandés

"De 16 a 18 horas venga y hable con los monjes" rezaba el cartel en inglés. Y allá fui yo, curiosa por conocer de cerca la vida de aquellos hombres de cabeza pelada y ropajes sacados de una época pasada. No era la única. Un grupito de turistas esperábamos pacientemente nuestro turno en los jardines de aquel bello templo.

Uno de los templos más famosos de Chiang Mai, Tailandia
Pronto me tocó a mí y pasé a ocupar un asiento frente a uno de los monjes. Su móvil yacía sobre la mesa en silencio. Calculo que el monje tendría alrededor de 18 años, quizás algo menos. Mantuvimos una conversación, en perfecto inglés, que mi corta memoria recuerda así:

-Bienvenida a nuestro templo. 
-Gracias.

Y tras un breve intercambio de nombres y procedencia geográfica.
 
-¿Estás viajando? 
-Sí.
-¿Sola?
-Sí.
-Una mujer tan atractiva y sola...¿Llevas mucho tiempo fuera de tu país?
-Unos 5 meses, ¿y tú en el templo?
-Desde que era un niño pero saldré dentro de poco...
-¿Y eso?
-Esto no es para mí.
-¿Y por qué estás aquí?
-Es una excelente preparación para el mundo. Muchas familias mandan a sus hijos al templo para formarse.  
-¿No tenéis que quedaros para siempre?
-No, podemos dejarlo casi en cualquier momento. Yo lo haré en un par de meses.
-¿Salís de vez en cuando del templo? 
-Poco, pero tenemos Internet, ¿usas Facebook?
-De vez en cuando...
-Me encanta Internet. Mantengo el contacto con varios amigos extranjeros, ¿podrías darme el tuyo?
-Bueno...
-Veo dentro de ti una energía especial. Se nota que eres una mujer sensible que sufre porque se preocupa por los demás. Quizás demasiado. Debes escuchar tu interior para encontrarte a ti misma y alcanzar la paz.
-¿Meditando? ¿Tú meditas?
-Sí, claro, meditamos todos los días...
-¿Y has llegado a la iluminación?
-Sólo unos pocos lo consiguen.Yo no soy uno de ellos.
-¿Conoces a alguien que lo haya hecho?
-Aquí en el templo, sólo uno o dos de los más ancianos. ¿Estás casada?
-Si lo estuviera no viajaría sola por el mundo...
-¿Cuántos años tienes?
-Muchos más que tú diría yo...

Un monje mayor hizo una señal para indicar que debíamos dejar paso al siguiente visitante. Me alejé de un recinto al que entré esperando encontrar un religioso y salí despidiendo a un adolescente tailandés que, bajo su túnica y amplia sonrisa, irradiaba el ansia de encontrarnos en un mundo exterior que anhelaba descubrir.  

Monje meditando en un templo de Chiang Mai, ignorando la mirada de los turistas
 ¿Has tenido la ocasión de hablar con los monjes budistas de Chiang Mai como yo? ¿Cuál fue tu experiencia?

domingo, 7 de diciembre de 2014

Solidaridad a la tailandesa

Todos los años, el monzón castiga a gran parte de Tailandia. Las lluvias salpican el paisaje unas horas cada día sin llegar a refrescar el ambiente. En ocasiones, llegan a ser torrenciales y a causar destrozos. El año de mi visita, los ríos se habían desbordado y las indundaciones convirtieron Bangkok y las regiones colindantes en un inmenso mar. El norte del país, con su clima más calmado, no había sufrido el caos del monzón otoñal, por eso, los habitantes de Chiang Mai preparaban un evento solidario en el que pude participar.

Anuncio del evento solidario en Chiang Mai para paliar los daños de las indundaciones
En lo albores del día, cientos de personas se concentraron en las calles del centro de Chiang Mai para recibir a 12.600 monjes budistas que habían anunciado su llegada desde todos los puntos del país. Aguardaban en ambos lados de la calzada, en silencio y de rodillas. En el centro, sobre el asfalto protegido por una gran alfombra, jóvenes soldados esperaban ordenadamente en actitud de oración.

Jóvenes esperando la llegada de los 12.600 monjes en Chiang Mai

Empezó a sonar la música y a aparecer los monjes, vestidos de naranja encendido y marchando descalzos en procesión mientras recogían los donativos de comida que les entregaban las gentes al pasar. Detrás del ejército anaranjado, el de verdad: los soldados tailandeses, que vaciaban la colecta en enormes bolsas transparentes que iban acumulando y preparando para el envío.

Recogida de alimentos para las víctimas del monzón en Chiang Mai

Varias fueron las vueltas de los monjes para permitir que todos los asistentes tuvieran la ocasión de contribuir con su fervor y donación. En ese tiempo se formó una comunión muy especial entre los presentes, que parecían dirigir su energía hacia sus compatriotas desfavorecidos. Al terminar el ritual, grandes cantidades de comida esperaban pacientemente a ser trasladadas, pero el amor y solidaridad para los castigados por las inclemencias del tiempo, sin duda, ya había llegado.

Los 12.600 monjes en Chiang Mai

Fin de la recogida de alimentos solidaria en Chian Mai

Admirable el buen clima de solidaridad y respeto mutuo que se respiraba en Chiang Mai y al que me alegró poder contribuir con mi pequeño granito de arena. ¿Has estado alguna vez en una situación similar? ¡Cuéntanosla!

domingo, 10 de agosto de 2014

Templos, mercadillos y turistas en Chiang Mai

El centro histórico de Chiang Mai es una mezcla del misticismo de la multitud de templos que salpican sus calles con una profusión de locales para viajeros ofreciendo desde lavandería a clases de cocina, pasando por ofertas de excursiones con elefantes pintando cuadros, mujeres - jirafa o rutas por la selva. En cuanto anochece, todo se transforma en un inmenso mercadillo repleto de puestos, muchos de ellos para turistas extranjeros, aunque también para tailandeses que pasean, compran comida, ropa y souvenirs y disfrutan por igual de los espectáculos callejeros.

El famoso mercado nocturno de Chiang Mai

Este ritual de transformación se repite cada noche por igual arrastrando a la calle a las gentes, y ocupa, no sólo estrictamente el centro histórico, también se extiende a otras partes de la ciudad, que pasa a ser un gran mercado nocturno. Paseando, deteniéndose y observando, se descubren detalles curiosos y hasta entrañables que no dejan hueco para el aburrimiento.


Espectáculos callejeros en el mercado nocturno de Chiang Mai

Puesto de comida vendiendo insectos en Chiang Mai

Pasar a formar parte de la velada comunitaria es fácil y accesible. La simpatía de la sonrisa contagiosa tailandesa invita a compartir gastronomía, compras y diversiones. Unos minutos de más mirando a un grupo de mujeres bailar y, sin darme cuenta, ya soy una más del corro. Risas de las niñas pequeñas al ver mis esfuerzos infructuosos por girar los dedos como ellas (los doblan casi 360 grados), y paciencia y sonrisas de complicidad de las abuelitas al verme disfrutar como una más. Para acabar, foto de familia para inmortalizar a la extranjera torpe de piernas largas.

Haciendo amigos en Chiang Mai
La primera impresión que hizo que a mi llegada prejuzgara rápida e injustamente a la ciudad iba cambiando. Chiang Mai es, sin duda, una ciudad orientada al turismo pero sus gentes conservan su propia esencia.
 
¿Te ha pasado algo parecido? ¿Has tenido una impresión de que un sitio era muy "guiri" para, poco a poco, descubrir su sabor?

domingo, 15 de junio de 2014

¡Por fin Tailandia!

Por fin Tailandia, tierra prometida, última escala de mi gran viaje asiático. A Tailandia era a dónde inicialmente me dirigía tras mi estancia en China. Y fue por culpa de Tailandia y su inestable clima que me embarqué en este viaje maravilloso que quedará para siempre impregnado en mi vida y mi memoria. Aquel cruce de frontera entrañaba un gran simbolismo, ansiaba conocer Tailandia pero, a la vez, representaba el principio del fin de mi deambular.
Mi primera impresión fue la de acercarme un poco a los estándares de riqueza de occidente. Allí me encontré con tiendas de conveniencia abiertas 24 horas con todo tipo de artículos, desde higiene personal a comida, pasando por tarjetas para el móvil, y en los que se podía sacar y pagar con tarjeta de crédito. En un ambiente limpio y cuidado y con dependientes con una sonrisa y un estilo con ligero toque norteamericano. Agencias de viaje ofreciendo, en perfecto inglés y también con amplia sonrisa tailandesa, transportes privados a las cercanas Chiang Mai y Chiang Rai en modernos coches con aire acondicionado que circulaban por carreteras decentemente asfaltadas. Me decidí por Chiang Mai y mi nueva amiga, y compañera de viaje durante ya casi un mes, por Chiang Rai. Otro nuevo empezar: volvía a estar sola.
En Chiang Mai me depositaron en el casco antiguo y me encontré vagando por un extraño ambiente que mezclaba un gran número de templos y monjes con turistas extranjeros y numerosos locales ambientados para ellos. El hostal más recomendado por la guía no tenía habitación libre pero pronto me quedó claro que en su animado bar no iba a tener problemas para hacer amigos, ¡hasta se oía español! Proseguí pues por las calles en búsqueda de algún alojamiento un poco más tai y así dí con un hotelito regentado por una amable señora tailandesa enamorada de sus perritos. Mismo precio que el hostal para extranjeros y tendría habitación y baño privados y algún compañero turista tailandés.

Mi casera tailandesa en Chiang Mai

Locales orientados a extranjeros en Chiang Mai


Mi primera exploración de Chiang Mai me había dejado una sensación de estar en una especie de Disneylandia tailandesa...Así pues, opté por alejarme del centro en busca de la vida cotidiana de la ciudad. Y así fue como me encontré con una ciudad bastante urbanita, moderna, influenciada por occidente sin perder sus señas de identidad. Visité una exposición de arte moderno, algún que otro mercadillo callejero y me colé en una especie de fiesta fin de curso de instituto que parecería sacada de una película estadounidense si no fuera porque la imagen del rey tailandés arropaba el evento y la comida tenía ese picante intenso y peculiar de los tailandeses. Pronto aprendería que el rey, las sonrisas y el picante son la esencia de Tailandia.


Mis primeras horas en Tailandia habían despertado en mí una mezcla de entusiasmo y estupor. Confiaba fervientemente que Tailandia no me defraudara, tendréis que seguir leyéndome para averiguar qué pasó.