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miércoles, 11 de abril de 2012

Cháng Chéng o la gran muralla china

Estar en China, visitar Pekin y no acercarse a ver la muralla es inconcebible para todo viajero. Yo no iba a ser menos. Así pues, fuí, por cumplir con el ritual. Y volví impresionada con la visita. Ya lo dejó dicho Mao: "Aquel que no haya estado en la Gran Muralla no es un hombre verdadero. Ver la Gran Muralla se convertirá en un sueño para amigos de todo el mundo". Y yo me convertí en uno de ellos.


Fui con una amiga española y otra de Singapur, esta última de origen chino, así que, teníamos un arma secreta para encontrar el camino a la muralla. Sería fácil. Sin embargo, en China nada es lo que parece. El metro de Pekin es bastante limitado (comparado con el de Shanghai) y llegamos tarde al punto de partida de los autobuses a los recorridos menos transitados de la muralla, así que, nos tuvimos que conformar con ir al más accesible desde la capital de China: Badaling.


A pesar de tratarse del más fácil de llegar, aún tuvimos nuestro momento de incertidumbre, ya que, el número de autobús no se correspondía con el recorrido marcado en la parada. Vamos que contábamos con una china en el grupo, nos habíamos estudiado la guía y los foros de Internet, pero al final recurrimos a cuatro palabras rápidas: "cháng chéng? cháng chéng?" y una revisora que literalmente nos embutió en un autobús. Fue todo tan rápido, que no pudimos rescatar a un pobre viajero americano que iba totalmente perdido y que nos había preguntado extrañado si cogía el bus que le decía la guía, se iba con uno de los choferes que nos acosaban a todos o qué hacía...Pobrecito. Espero que llegara a buen puerto. Nunca más le vimos.

Badaling cuenta con un centro para el visitante perfectamente preparado (de allí es la foto con las citas de Mao), con sus jardincitos, cafeterías y...¿cómo no? tiendas de recuerdos para que los chinos puedan volver a casa con sus dulces (¿típicos?) en una cajita que ponga "Cháng Chéng" en letras historiadas. La muralla está bastante restaurada pero aún conserva el encanto. Está abarrotado de turistas, claro, la mayoría chinos. Aún así, por una simple elección de caminar hacia la izquierda en lugar de la derecha, tras quince minutos de cuesta logramos, por unos instantes, tener la sensación de estar absolutamente solas ante la inmensidad de la muralla. Y la muralla impresiona. Una, inocentemente, se la imaginaba como una especie de tapia o muro de Berlín extendido, pero la muralla china se adapta a la oreografía, sube y baja como lo hacen las colinas que indundan el paisaje, preservando el toque chino en el estilo constructivo de sus torres de vigía almenadas.


Anduvimos, o sería más exacto decir escalamos, un par de horas por la muralla. Si uno está dispuesto, se podría pasar días allí, imagino. No es fácil subir y bajar, la muralla no está diseñada para dar cómodos paseos, los escalones son altos y con pendiente pronunciada. En Badaling es sencillo, pero, según me han comentado en otras zonas, los escalones, a veces, hasta se pierden y, caminar por la muralla se parece más a una sesión de montañismo. Imagino que por eso uno se encuentra con carteles que advierten al visitante que "no haga tonterías".

La traducción es bastante libre, creo que dice que respetes el monumento y no te lleves las piedras. Como si fuera fácil...

Menos mal que no hice la tontería de no ir a ver la Gran Muralla. No en vano ostenta el nuevo título de maravilla del mundo.

¿Y tú? ¿Has estado en la muralla china o te gustaría ir? ¿Cuál es tu opinión?

miércoles, 28 de marzo de 2012

Parques y jardines en China

La primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido (¡cómo me gusta la frase!). ¿Y qué mejor tema primaveral que hablar de parques y jardines? Eso sí, de China. 
Empecemos por los jardines. Un jardín chino suele estar cerrado y, en los más famosos, hasta hay que pagar una pequeña entrada para acceder al recinto. Acostumbran a ser un tanto laberínticos, llenos de recovecos con sorprendes mini paisajes de postal tras cada giro, espacios con agua y casitas típicas chinas que (creo) son como altares o casa de té o incluso muestran objetos clásicos de época. 

Jardín en Jiading, Shanghai
Si os gustan los jardines típico chinos, en Suzhou podéis visitar varios de ellos. Además es una ciudad muy interesante, pese a su relativa cercanía a Shanghai, tiene carácter propio, con sus canales y su calle principal tipo alameda. Volviendo a los jardines, los de Suzhou son especialmente hermosos.

Jardín en Suzhou
Además en Suzhou se pueden ver varias pagodas, una de ellas es la que llamo la torre de Pisa china y está en uno de los jardines más bonitos que además ofrece vistas de la ciudad (el jardín está en una colina, a la torre no dejan subir, ¡qué lástima!).

En la colina del tigre de Suzhou
Toda ciudad china que se precie tiene, al menos, un jardín principal y Shanghai no iba a ser menos. Su Yuyuan o Jardín de Jade es muy bonito y es una delicia perderse en él (una delicia y casi inevitable porque es imposible orientarse o yo no supe...).


Pasemos a los parques. Aquí destacaría el de Hangzhou. Otra ciudad cercana a Shanghai (gracias al tren de alta velocidad) y que también merece la pena visitar. Hangzhou ha crecido mucho en los últimos años (como todo en China) pero conserva el encanto de sus tiendas de ropa y seda y de su maravilloso lago del Oeste que ya fue admirado por Marco Polo en su día. Estrictamente hablando no es un parque pero, como es muy especial, no quería dejar de mencionarlo.

Lago del Oeste, Hangzhou
El lago es enorme. Se tarda toda una mañana en recorrerlo a pie. Y como en todo parque con lago en China, tiene sus barquitos para dar el paseo. Se puede elegir entre el tipo góndola versión china.


Y la barcaza con cabeza de dragón, que también se estila mucho en los parques con lago de China.
 
"En el cielo está el paraíso y en la tierra están Suzhou y Hangzhou" dicen los chinos y no les falta algo de razón. Aunque se han modernizado bastante, ambas ciudades son visita casi obligada y más si se es un amante de parques y jardines.

Lo más característico de la vida en los parques chinos son dos cosas: la práctica de taichi al amanecer (que ya comenté en otro post) y la de los bailes populares. La primera vez que vi un grupo de baile en un parque fue en Beijing (más tarde lo vi en toda ciudad que he visitado). Enseguida se organizó un corro de gente mirando y yo esperaba que pasarán el sombrero al terminar...¡qué va! En lugar de ello, parte del público se unió a la fiesta espontáneamente. Se conoce que a los chinos les gusta bailar (normalmente solo a las mujeres aunque en el video que os dejo salió un espontáneo barón) y para ello utilizan los parques públicos sin pudor. ¡No imagino tanta alegría colectiva sin ánimo de lucro en un parque español!




Espero que hayáis disfrutado con el resumen y que sepáis perdonar que las fotos no sean de primavera. Tendré que volver a visitar estos lugares para tener una imagen de la estación. Sería bonito.

¿Has estado en un jardín chino? ¿Y en un parque? ¿Cuáles son tus favoritos?