domingo, 26 de febrero de 2012

Mis amigos chinos

Al tratar con un chino me he encontrado con situaciones muy diversas que podríar resumir en cuatro tipos de chino (aunque esto de generalizar nunca está bien y se trata de una burda simplificación):


Primera situación: el chino que se asusta del extranjero. Aunque parezca increíble, especialmente porque he pasado la mayor parte de mi estancia en Shanghai, que está repletito de extranjeros, aún hay muchos chinos para los que un occidental es poco menos que un alienígena. Ya cuando ven acercarse al extranjero de frente buscan evitar el contacto. Y cuando el extranjero (o sea yo) se les dirige, a pesar de ser en medio mandarín, se bloquean y hacen como que no entienden. Si la petición es muy sencilla (como comprar algo pequeño), responden al estímulo pero sin emitir sonidos. A veces resulta cómico y es algo a lo que no me acostumbro. En España mucha gente que cree que el extranjero no le entiende, tiende a chillarle como si fuera sordo; en China, el chino no habla con el extranjero como si él (el chino) fuera mudo. En una ocasión, realmente creí que el dependiente que me atendía era mudo. Y casi le hablo por signos, pero, claro, esto no es muy útil, porque nuestros signos y los suyos son distintos...Mi asombro fue mayúsculo cuando, después de mí, llegó un cliente local y se dirigió a él con voz alta y clara.


Segunda situación: el extranjero es tratado como una estrella de cine. De nuevo sorprendentemente, hasta en el centro de Shanghai, ocurre con frecuencia que un chino para a un extranjero y le pide emocionado hacerse una foto con él (seguramente son turistas chinos en la gran ciudad). La primera vez que me ocurrió me quedé muy sorprendida, luego ya hasta se le coge el gustillo a eso de ser considerado famosillo solo por ser de otra raza. Esta diferencia también puede tener sus ventajas. El extranjero es rápidamente identificado y catalogado para lo bueno y para lo malo. En una ciudad en medio de China, iba con dos amigos occidentales. Uno de ellos se ausentó por una llamada y, al entrar en la inmensa estación llena de gente, no nos veía. Enseguida un grupo de chinos le rodearon y le llevaron hasta nosotros. Blanquito con blanquitos. Problema resuelto.

Tercera situación: el chino que quiere aprender inglés. Si te encuentras con uno, olvídate de practicar mandarín. Y de hablar también. Te cogerá por banda y no te soltará. Eres extranjero, da igual que el inglés no sea tu lengua materna, para el chino laowai es sinónimo de hablar perfecto inglés. Recuerdo en un tren de 4 horas en medio de China, la chica que tenía al lado me lo contó todo, todo, todo. Supe de su familia, su infancia, su gran amor y parte de la historia de China. y un par de películas. Imposible intentar cambiar al mandarín. Creía que se ahogaría de tanto hablar pero no, resistió estoicamente mientras el corillo de chinos de nuestro alrededor nos miraba estupefactos y envidiosos.

Cuarta y última situación: el chino que siente curiosidad por el extranjero, quiere acercarse a él y lo trata con amabilidad y normalidad. Así es como hice mis grandes amigos chinos. Algunos han perdurado en el tiempo. Otros han aparecido en algún momento de desconcierto cual ángeles salvadores y han vuelto a desaparecer. Como las chinitas que me ayudaron en mi frustración, recién llegada a Lhasa, muerta de cansancio por el shock de la altura y desesperada porque ningún taxista quería recogerme. Surgida de la nada, una china encantadora me brindó su ayuda y me llevó a mi hotel. O mi "hermana pequeña" china que ya antes de llegar a Shanghai se había ofrecido a ayudarme (la conocí buscando piso) y que, al ver que no le contactaba, ya llegada a Shanghai, insistió en quedar conmigo muy preocupada y me introdujo en su familia y amigos desde el primer día.  O en Xinping, un pequeño pueblo del sur de China que había ido a visitar sola y en el que no quería dejar de dar el paseíto en barca por el hermoso paisaje del río Li. Me adoptó un grupo de turistas de Shenzen y con ellos disfruté de la puesta de sol y de la compañía. Acabaron llevándome en su autobús de vuelta a Yangshuo, como uno más de ellos. Son muchas las situaciones que me han permitido encontrar a chinos encantadores que me han acogido y tratado como una más. Mis amigos chinos.


¿Te has visto en alguna de estas situaciones? ¿Cuál es tu experiencia? ¡Cuéntanosla!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Comparte tu opinión! ¡Este blog es también tuyo!