"De 16 a 18 horas venga y hable con los monjes" rezaba el cartel en inglés. Y allá fui yo, curiosa por conocer de cerca la vida de aquellos hombres de cabeza pelada y ropajes sacados de una época pasada. No era la única. Un grupito de turistas esperábamos pacientemente nuestro turno en los jardines de aquel bello templo.
Uno de los templos más famosos de Chiang Mai, Tailandia |
Pronto me tocó a mí y pasé a ocupar un asiento frente a uno de los monjes. Su móvil yacía sobre la mesa en silencio. Calculo que el monje tendría alrededor de 18 años, quizás algo menos. Mantuvimos una conversación, en perfecto inglés, que mi corta memoria recuerda así:
-Bienvenida a nuestro templo.
-Gracias.
Y tras un breve intercambio de nombres y procedencia geográfica.
-¿Estás viajando?
-Sí.
-¿Sola?
-Sí.
-Una mujer tan atractiva y sola...¿Llevas mucho tiempo fuera de tu país?
-Unos 5 meses, ¿y tú en el templo?
-Desde que era un niño pero saldré dentro de poco...
-¿Y eso?
-Esto no es para mí.
-¿Y por qué estás aquí?
-Es una excelente preparación para el mundo. Muchas familias mandan a sus hijos al templo para formarse.
-¿No tenéis que quedaros para siempre?
-No, podemos dejarlo casi en cualquier momento. Yo lo haré en un par de meses.
-¿Salís de vez en cuando del templo?
-Poco, pero tenemos Internet, ¿usas Facebook?
-De vez en cuando...
-Me encanta Internet. Mantengo el contacto con varios amigos extranjeros, ¿podrías darme el tuyo?
-Bueno...
-Veo dentro de ti una energía especial. Se nota que eres una mujer sensible que sufre porque se preocupa por los demás. Quizás demasiado. Debes escuchar tu interior para encontrarte a ti misma y alcanzar la paz.
-¿Meditando? ¿Tú meditas?
-Sí, claro, meditamos todos los días...
-¿Y has llegado a la iluminación?
-Sólo unos pocos lo consiguen.Yo no soy uno de ellos.
-¿Conoces a alguien que lo haya hecho?
-Aquí en el templo, sólo uno o dos de los más ancianos. ¿Estás casada?
-Si lo estuviera no viajaría sola por el mundo...
-¿Cuántos años tienes?
-Muchos más que tú diría yo...
Un monje mayor hizo una señal para indicar que debíamos dejar paso al siguiente visitante. Me alejé de un recinto al que entré esperando encontrar un religioso y salí despidiendo a un adolescente tailandés que, bajo su túnica y amplia sonrisa, irradiaba el ansia de encontrarnos en un mundo exterior que anhelaba descubrir.
Monje meditando en un templo de Chiang Mai, ignorando la mirada de los turistas |
¿Has tenido la ocasión de hablar con los monjes budistas de Chiang Mai como yo? ¿Cuál fue tu experiencia?