martes, 29 de mayo de 2012

Pokhara, la Suiza nepalí

Embutidos en la última fila de asientos de un monovolumen reconvertido en autobús, mi amigo francés, mi amiga china de Singapur y yo partimos a Pokhara desde Katmandú. El equipaje, en la baca y el ayudante del conductor y cobrador de billetes, siempre al acecho para captar el máximo de pasajeros por el camino. Fuimos en primera clase, compramos una plaza extra a sugerencia de mi amiga y, así, donde el fabricante del coche previó que debían ir 3, iban realmente 3 y no 4 o 5 como en las otras filas. Todo un lujo.

Compañeros de viaje a Pokhara

Más de 4 horas de camino con un verde paisaje con terrazas de campos de arroz por doquier, muchas curvas y vehículos muy adornados y aprovechados al límite.

Paisaje nepalí
Aprovechando los transportes públicos al máximo en Nepal

Pokhara es un encantador pueblo turístico en que se respira una relajante paz, muy bienvenida tras el caos y la contaminación de Katmandú. El lago Pekhar preside el paisaje, rodeado de montañas coronadas por los imponentes Anapurnas, sólo visibles en días claros. Pagodas en lugar de torres de iglesia, dal baht en vez de fondue, saris en vez de pantalones de cuero...por lo demás bien podría ser un pueblo suizo. La calle principal del barrio turístico es una sucesión de hoteles, tiendas de souvenirs, restaurantes y bares, similar a cualquier zona de veraneo española pero regentada por nepalíes e inmigrantes de Cachemira. Hasta San Miguel estaba presente en las fiestas.

Calle principal de la zona turística de Pokhara

Visitamos la World Peace Pagoda en lo alto de una montaña accediendo desde el lago y subiendo en trekking de un par de horas. La pagoda fue construida por un budista japonés como tributo al mundo. Desde lo alto, las vistas al lago son espectaculares y jugamos a descubrir algún pico de los Anapurnas asomando entre las persistentes nubes del recién acabado monzón. Cumplimos con el ritual de unión de naciones con nuestro pequeño grupo multicultural y bajando acompañados de nuevos amigos de otros países que hicimos en la cumbre y de nepalíes indicándonos el camino de vuelta al centro.

Barcas en el lago Pewha de Pokhara


World Peace Pagoda, Pokhara, Nepal

Lago Pewha en Pokhara

El festival de Dasain impregnaba el ambiente de Pokhara. Restaurantes y hoteles estaban faltos de personal al tener a varios miembros de su servicio de peregrinación a sus lugares de origen para obtener la bendición. También los había llegados a Pokhara, paseando por sus calles ataviados con sus mejores galas y con la frente marcada de rojo con la tika paterna. Los niños jugaban en los temporales columpios de bambú construidos para la ocasión, balanceándose mientras disfrutaban del paisaje. Junto con una australiana y una israelí, nos hicimos amigas de una familia que regenta un pequeño restaurante en el extremo más alejado del lago. Estaban algo tristes porque el negocio no funcionaba tan bien como lo esperado y planeaban la emigración del joven padre. No por ello dejaban de disfrutar del día a día con alegría, aprovechando todo minuto libre para jugar con la hijita, mostrando un espíritu de optimismo y de afrontar la vida que muy bien nos vendría a muchos por occidente. Compartimos con ellos momentos felices y convirtieron nuestra estancia en Pokhara en una especie de visita a viejos amigos. Les deseo lo mejor para el futuro.


Nuestros amigos de Pokhara en los columpios construidos por el Dasain

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2 comentarios:

  1. Me gusta tu Blog! Ahora te visito yo a ti, ya vi que comentaste de Zhangmu.., Además ya me estás enseñando Pokhara, que no lo conocía, qué pasada!!

    Pero sin duda lo que más envidia me da con diferencia es que tú estás de viaje!! Pásalo en grande!
    Un saludo!!

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  2. Muchas gracias Alberto. Me alegro de que te guste!! Y sí, viajar es gnial!

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